top of page

La mente en el deporte


Están muy de moda los mensajes del tipo “querer es poder”, pero, ¿qué pasa si quiero y no puedo? Y mejor aún, ¿qué pasa si puedo y no quiero?


Dinos una cosa, ¿te has levantado con ganas hoy? ¿Y ayer? ¿Y antes de ayer? Por supuesto, no todos los días nos levantamos con energía para hacer lo que tenemos que hacer. Y aun así las hacemos.


Muchos deportistas nos cuentan que en muchas ocasiones piensan que están haciendo un buen entrenamiento, que están “a tope”, pero que cuando acaban y miran sus resultados… ¡Vaya! parece que no todo era como creían y han obtenido puntuaciones muy por debajo de lo que esperaban.


¿A quién no le ha pasado de tener un día en el que nuestro ánimo está por el suelo y aun así rendimos como nunca? Justo esto puede hacer que el resto del día fluya bastante bien y nos vayamos con buen sabor de boca a la cama.


Llegados a este punto nos damos cuenta de que nuestra mente no siempre lleva razón en lo que está pasando. Y aún más importante, nos damos cuenta de que incluso podemos hacer incluso cosas contrarias de lo que nos dice nuestra mente.


Esta habilidad podría asemejarse a la voluntad: “la voluntad de navegar a contracorriente”. Voluntad de hacer lo que queremos hacer en la peor de las circunstancias, incluso si esas circunstancias sólo existen en nuestra mente.


Si has llegado hasta este punto, puede que te preguntes. ¿Entonces tengo que luchar contra mi mente, verdad? ¿Pero cómo luchas con algo que no puedes tocar? ¿Cómo luchas con algo tan impredecible?


¿Qué quieres conseguir con esa lucha? ¿Callar tu mente? ¿Cambiarla? Lo has intentado en numerosas ocasiones y no lo has conseguido más que por un rato. Y eso no soluciona nada a medio y largo plazo. Lo feo de esto es que sabes por experiencia que no son opciones viables y que además gastarás energías sin conseguirlo definitivamente.


Imagina a alguien que está en mitad del mar y que además no está acostumbrado a pasar mucho tiempo en aguas profundas. Ahora, imagínalo perdido en el mar. Tendrá miedo de estar ahí, miedo a si algún “bicho” se le acerca, miedo a morir ahogado,... ¿Y qué hará probablemente? Exacto, patalear, luchar, gritar...en fin, cansarse sin conseguir nada más que gastar energías y ponerse peor.

No prevemos un futuro muy largo a ese náufrago, por lo menos si sigue malgastando sus recursos en golpear un agua que al parecer no va a irse a ningún lado. ¿Y qué podría hacer? Estamos seguros de que sabes la respuesta… Podría “hacerse el muerto”, o dicho de otra manera, podría tomar contacto con toda la superficie del agua y facilitar la flotación, y probablemente podría sobrevivir así. Podría vivir si abandona la lucha y acepta lo que está pasando. ¿No te pasa eso en tu vida a veces?

Si, así es: escapar de nuestra mente es como tratar de escapar de ese mar.


Seguro que alguna vez has visto la fórmula de “Dolor + Resistencia = Sufrimiento”. O la frase esa de que “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”…Son afirmaciones que conectan muy bien con lo que estamos diciendo aquí.


Madrugar para entrenar duele, explotar nuestros límites duele, controlar nuestros hábitos duele, perder duele… Y podrías no sentir nada de ese dolor, pero son cosas que acompañan la vida que quieres tener, por lo que son las dos caras de la moneda que estás jugando.


Por eso te invitamos a que te des cuenta de a qué cosas ya le estabas haciendo hueco, aún doliéndote, como a esa ansiedad que aparece antes de una competición. Como bien te habrás dado cuenta, si no le hicieras hueco a esa ansiedad, no harías las cosas que haces y que has conseguido.


Te invitamos a que te des cuenta de a qué cosas no le estás haciendo hueco, qué pensamientos y emociones se están interponiendo entre tú y las cosas que quieres conseguir. Una vez que las identifiques, déjalas contigo un tiempo de forma consciente. Pero no las dejes como estaban: esta vez colócalas en un sitio más cómodo que antes.


¿Que cómo se hace? Puedes imaginar que nuestra mente siempre quiere hacernos regalos, pero que no entiende que hay regalos que pueden gustarnos más o menos. Así que habrá días en los que tengamos muchísimas ganas de recrearnos con ese regalo, como una victoria bien merecida. Pero habrá días en los que ese regalo sea el de una derrota que nos duela bastante… Este último regalo nos lo da habitualmente ante situaciones que nos puedan recordar a esa derrota, como pruebas similares, ver a los mismos competidores, los mismos lugares…


Hasta este punto poco se puede hacer porque esos regalos no aparezcan automáticamente. Pero SÍ podemos tener claro qué podemos hacer con esos regalos. Podemos enfadarnos con nuestra mente y reprocharle por qué nos hace esto. O también podríamos hacerle mucho caso al regalo y quedarnos abriéndolo, explorándolo. En resumen, apartando nuestra atención de lo que pueda estar pasando o incluso abandonando lo que sea que quisiéramos hacer. O mejor, podemos dejar ese regalo tal como viene; podemos imaginar que tenemos una mochila que siempre nos acompaña para todos esos regalos de nuestra mente y que es allí donde lo dejaremos de manera consciente. Porque en este momento es mucho más importante nuestra vida, que nuestra mente.


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page